jueves, 3 de diciembre de 2020

El CSIC ha inventado las primeras mascarillas biodegradables que no perjudican al planeta

 La empresa valenciana Bionicia y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han conseguido desarrollar la primera mascarilla biodegradable del mundo, a la que han bautizado como "Proveil Biomask".



Debido a la pandemia provocada por el COVID-19, ha aumentado muchísimo el uso de elementos de protección médica, en particular las mascarillas, ya que en la mayoría de países es obligatorio salir a la calle con una puesta, lo que ha provocado a su vez que la contaminación por estos elementos haya aumentado considerablemente y suponga un grandísimo peligro sin precedentes. 

La mayoría de las mascarillas actuales que no son de tela, tienen una vida útil de tan solo entre 4 y 10 horas, después de ese periodo dejan de proteger contra el virus y hay que desecharlas para usar una nueva. Las mascarillas en cuestión no son biodegradables y han pasado a contaminar muchas partes del mundo en lo poco que llevamos de pandemia, teniendo en cuenta que suelen durar 10 años. Es por ello que la invención de estas mascarillas biodegradables es una grandísima noticia para el planeta y esperamos que se implementen lo antes posible.


(En esta foto un operario dedicado a la limpieza del mar muestra la friolera cantidad de mascarillas que ha encontrado en la playa)

Este nuevo tipo de mascarillas está fabricado a partir de la misma tecnología de nanofibras que componen las mascarillas actuales y tiene una filtración bacteriana superior al 92%, lo que las hace bastante seguras, si no tanto como las actuales.

El investigador del CSIC y líder del proyecto, José María Lagarón, ha hecho un comunicado en el que explica: "el objetivo es que después de ser usadas, la gente las pueda añadir al contenedor marrón de la materia orgánica, para que o bien se lleven al vertedero y allí se biodegraden en el suelo, o bien se lleven a las plantas de compostaje industrial para biodegradarse con el resto de la materia orgánica".




La empresa que ha desarrollado el proyecto junto a CSIC, Bionicia, ha comentado que cuando estas mascarillas se desechan, se convierten en agua y abono, a excepción del clip nasal que suele ser de metal y las gomas para las orejas, por lo que advierten que separar los elementos mejoraría el reciclado.


Esta es una grandísima noticia, ya que la contaminación por utensilios de carácter médico está afectando gravemente al planeta y a su fauna, y al igual que los plásticos que unen las latas de refresco, las mascarillas literalmente pueden matar a un sinfín de animales, ya sea ahogándolos, no permitiéndoles comer o manteniéndoles inmóviles. 

Como especie necesitamos pensar en el futuro y no centrarnos sólo en el presente, así que si no revertimos actualmente de la contaminación, por mascarillas, entre otros, nos enfrentaremos en el futuro a un problema mucho mayor.



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